Haydn. Lista de reproducción

Requiem en do menor MH 155 

La Messa pro defuncto Archiepiscopo Sigismondo de Michael Haydn fue compuesta para los funerales del arzobispo Sigismund von Schrattenbach de Salzburgo, fallecido en 1771. Sigismund, que había sido su patrón y también el de los Mozart, fue conocido por su promoción de las bellas artes: además de promover la construcción de nuevas iglesias, organizó conciertos regulares, convirtiendo a Salzburgo en un importante centro musical de la época. Haydn compuso su Réquiem en unas dos semanas, y en la primera ejecución de la obra participó un joven Wolfgang Amadeus Mozart de quince años. La obra está formada por 12 movimientos divididos en 5 secciones, con predominio de la homofonía, una densa escritura orquestal y un uso moderado de los pasajes virtuosísticos. Cabe destacar el comienzo de la obra, con un característico basso passeggiatto que parece anticipar el del “Kyrie” del Réquiem que Mozart compondría dos décadas más tarde. Como curiosidad, cabe señalar que Haydn compuso otra misa de réquiem que, al igual que la de Mozart, quedó inacabada a su muerte.

Missa Tempore quadragésima MH 553

El sucesor del arzobispo Sigismund no sería otro que Hieronymus Colloredo, conocido por sus enfrentamientos con Mozart. Fue en 1794, durante el gobierno de este arzobispo, cuando Haydn compuso esta misa para el tiempo de Cuaresma. La partitura, para cuatro voces con acompañamiento de órgano, refleja tanto el impulso reformista del arzobispo como el tiempo del año litúrgico para el que fue compuesta. El “Kyrie” inicial establece un ambiente penitencial mediante el uso de armonías suaves y melodías expresivas y suplicantes. El coro y la orquesta se alternan en secciones melódicas y de respuesta creando un diálogo. El “Credo” aparece dividido en cuatro secciones: “Credo”, de carácter decidido y enérgico; “Et incarnatus”, donde una flexible melodía en unísno genera un carácter misterioso y sublime como corresponde al significado del texto, y “Et Resurexit”, en ritmo ternario y con un carácter triunfal. El “Sanctus” rompe con la homofonía estricta y resalta las palabras mediante el uso de un ligero contrapunto, mientras que en el “Benedictus” aparece un prolífico uso del contrapunto imitativo. La misa concluye con un “Agnus Dei” cuyo clima emocional se asemeja al del “Kyrie” inicial. Años más tarde, Joseph Leopold Eybler añadiría un “Gloria” a esta misa que, de este modo, podía ser interpretada fuera del tiempo cuaresmal.

Polonesa en do mayor para violonchelo y contrabajo

Esta composición instrumental destinada a la inusual combinación de un violonchelo y un contrabajo, se basa en la polonesa, baile tradicional de origen polaco y ritmo ternario con velocidad moderada. Aunque el compositor plantea grandes demandas técnicas y agilidad a los dos instrumentos, el desarrollo melódico de la pieza corresponde al más agudo de los dos, es decir, al violonchelo. Desde el punto de vista estructural, se divide en tres secciones (ABA). La central, más expresiva, contrasta con el carácter danzable y expansivo de las dos secciones externas.

Nocturno en fa mayor ST 185

El Notturno en fa mayor se divide en cuatro movimientos: “Allegro moderato”, “Menuetto”, “Adagio cantabile” y “Finale. Presto”. Es, por tanto, una composición semejante a una sinfonía tanto por su instrumentación, como por su estructura y carácter. De entre sus movimientos, cabe destacar el “Adagio”, una composición delicada que evoca una atmósfera nocturna y relajada, y que refleja la asimilación del estilo galante por parte de Haydn. Se inicia con una introducción a cargo de la cuerda, que presenta el motivo melódico que será desarrollado a lo largo de todo el movimiento. De forma progresiva se irán incorporando las distintas secciones de la orquesta, para crear una textura más densa y llena de matices.

Sinfonía n.º 32 en re mayor

La contribución de Michael Haydn al repertorio sinfónico no es comparable a la de su hermano Joseph. Sin embargo, en su producción figuran ejemplos notables dentro del género. Es el caso de esta Sinfonía en re menor, compuesta en el año 1786, mientras el compositor vivía en Salzburgo. Está escrita para una orquesta de cuerda con un número reducido de instrumentos de viento: una flauta, dos oboes, dos fagotes, dos trompas y percusión. Se divide en dos movimientos: “Vivace assai” y “Finale. Presto”. El primero de ellos sigue el esquema de la forma sonata, mientras que el segundo es un rondó. La articulación en dos movimientos es inhabitual en la época y en el compositor, cuyas sinfonías suelen constar de tres movimientos.